¿últimamente le has dado gracias a tu iglesia?
“Y derramó abundantemente ese Espíritu sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Salvador, a fin de que, justificados por su gracia, seamos en esperanza herederos de la Vida eterna” (Tito 3:6-7).
La justificación es una palabra a menudo lanzada en el clima de denominacionalismo actual. Las diferentes tradiciones de fe cristiana han intervenido con definiciones competitivas, causando confusión.
¿Dónde podemos encontrar una declaración breve y clara de la doctrina de la justificación? Note lo que san Pablo escribió a su protegido, san Tito: “Pero cuando apareció la bondad y el amor de Dios, nuestro Salvador y su amor a los hombres, no por las obras de justicia que habíamos realizado sino solamente por su misericordia, Él nos salvó haciéndonos renacer por el bautismo y renovándonos por el Espíritu Santo. Y derramó abundantemente ese Espíritu por medio de Jesucristo, nuestro Salvador, a fin de que, justificados por Su gracia, seamos en esperanza herederos de la Vida eterna” (Tit 3:4-7).
La Iglesia Católica nos ayuda a navegar por aguas agitadas. De hecho, un bote es una metáfora común para la Santa Madre Iglesia. Como católicos, no nos estamos ahogando en una incertidumbre teológica. Nos apoyamos en las Escrituras, la Tradición sagrada y la autoridad de enseñanza de la Iglesia. ¡Así que no temas! (Jn 12:15)
El bautismo es el fundamento de nuestra justificación ante Dios. Este sacramento es llamado también “baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo”, porque significa y realiza ese nacimiento del agua y del Espíritu (Catecismo, 1215).
La gracia de Dios nos inculca la virtud de la esperanza. Por tanto, estamos “poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestra fuerza…" (Catecismo, 1817).
“Para que la justicia de la Ley se cumpliera en nosotros, que ya no vivimos conforme a la carne sino al espíritu” (ver Rom 8:4). El Espíritu nos da poder para amar a Dios y amar al prójimo. ¿Eres receptivo a la gracia? Reconcíliate con Dios. ¡Justifícate!
Oración: Padre, soy Tu hijo. Háblame por medio de Tu Iglesia.
Promesa: Él “me guía por el recto sendero” (Sal 23:3).
Alabanza: San Martín fue bautizado poco antes de ser dado de baja del servicio militar, y se convirtió en discípulo de san Hilario.
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).
Rescripto: Según el Código de Derecho Canónico, se otorga el Nihil Obstat (no existe impedimento para publicar) a Un Pan, Un Cuerpo por el periodo 1 de octubre al 30 de noviembre de 2020. Otorgado el 1 de abril de 2020. Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati
El Nihil Obstat establece que no existe impedimento para la publicación de un libro o folleto. No implica acuerdo con contenido, opiniones o afirmaciones expresadas en el mismo.