fe ciega
"Vete, tu fe te ha salvado" (Marcos 10:52).
El mendigo ciego Bartimeo tenía fe y Jesús de inmediato lo sanó de su ceguera. (Mc 10:52). Bartimeo expresó su fe en Jesús vocalmente, pública y repetidamente, aun después de que fuera amonestado y se le dijo de mantenerse callado (Mc 10:47,48).
Bartimeo también expresó su fe cuando "arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia Él" (Mc 10:50). Cuando un ciego arroja su manto, más vale que este sanado de lo contrario, nunca encontrara su manto. Además, un manto tenía mucho más valor en tiempos bíblicos, porque se usaba como aval y como albergue (Dt 24:12,13).
Bartimeo expresó su fe sin miedo (Mc 10:49) llegando a Jesús (Mc 10:50), aceptando a Jesús como su Rabino, esto es, Maestro (Mc 10:51), y siguiendo a Jesús, esto es, volviéndose su discípulo (Mc 10:52).
Para agradar a Dios, tenemos que vivir en fe (Heb 11:6). Para vivir por Jesús y para amarlo con todo nuestro corazón, necesitamos fe. Para mover montañas (Mt 17:20) y conquistar el mundo, tenemos que tener fe. (1 Jn 5:5). Para aceptar la gracia de la salvación, tenemos que tener fe (Ef 2:8). Ten fe como Bartimeo tuvo fe.
Oración: Señor, tengo fe. Ayúdame con mi falta de fe. (Mc 9:24, nuestra traducción).
Promesa: "Habían partido llorando, pero yo los traigo llenos de consuelo; los conduciré" (Jer 31:9).
Alabanza: ¡Alaba a Jesús de Nazaret (Mc 10:47), Hijo de David (Mc 10:47, 48), Maestro (Mc 10:51), "la Resurrección y la vida" (Jn 11:25), Señor, y Dios!
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 15 de junio de 2015.
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