arrepiéntanse de no arrepentirse
'Se parece a esos muchachos que, sentados en la plaza, gritan a los otros' (Mateo 11,16).
Jesús nos compara a niños que no quieren que nadie les diga lo que tienen que hacer. Cuando el Señor nos manda a alguien, como Juan Bautista, que nos invite al arrepentimiento, tratamos de justificarnos ignorando su mensaje; desacreditándolo como alguien que esta loco (Mt 11,18). Aun cuando Dios mismo nos manda a que nos arrepintamos, con frecuencia lo rechazamos tratando de desacreditarlo (Cfr. Mt. 11,19). El Señor sigue enviando persona tras persona invitando a que nos arrepintamos. Quizá hemos ignorado su mandato cientos de veces, diciendo que los mensajeros de Dios son muy viejos o muy jóvenes, muy protestantes o muy católicos, negros o indios en lugar de blancos, hombre en lugar de mujer o viceversa. Hemos decidido enfocarnos en el mensajero e ignorar el mensaje.
Debemos arrepentirnos de no arrepentirnos. De otra manera, nos privamos de la Navidad y de esta vida (Mt 3,3). Sin una confesión del pecado durante el Adviento, es difícil estar abiertos a la llegada de la Navidad de Cristo. "Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca" (Mt 3,2; 4,17). ¡Arrepiéntanse! ¡La venida de Cristo esta cerca! ¡Arrepiéntanse! ¡La Navidad está cerca! Arrepiéntase de poner excusas para no arrepentirse. ¡Arrepiéntanse ahora!
Oración: Padre, tan pronto pueda iré a confesarme, para que haya mayor alegría en el cielo (Lc 15,7 y 10).
Promesa: "Así habla el Señor, tu Redentor, el Santo de Israel: Yo soy el Señor, tu Dios, el que te instruye para tu provecho, el que te guía por el camino que debes seguir. ¡Si tú hubieras atendido a mis mandamientos, tu prosperidad sería como un río y tu justicia, como las olas del mar!" (Is 48,17-18).
Alabanza: San Juan de la Cruz y santa Teresa de Ávila trabajaron juntos por muchos años para establecer la Orden Carmelita; ambos son doctores de la Iglesia.