la guerra de 14 días
"Y yo era como un manso cordero, llevado al matadero, sin saber que ellos urdían contra mí" (Jeremías 11:19).
De hoy en dos semanas es el Sábado Santo y la Vigilia Pascual. La guerra espiritual puede intensificarse a medida que nos acercamos al momento de renovar nuestras promesas bautismales. Esta renovación es la culminación de la Cuaresma y el centro del año. Debido a la importancia estratégica de esta renovación, el diablo se enfurece mientras nos preparamos para rechazarlo, a todas sus obras y a todas sus promesas vacías. Podemos experimentar persecución a medida que experimentamos tramas contra nosotros (Jer 11:19). Podemos estar rodeados de confusión y división (ver Jn 7:43). Podemos ser ridiculizados (ver Jn 7:47) y burlados (ver Jn 7:52) por nuestra fe en el Señor.
Para pretender la victoria de Jesús en la guerra espiritual:
- "Piensen en Jesús" (Heb 3:1),
- alaba al Señor, especialmente en la Misa (ver Sal 8:3),
- arrepiéntete y ve a Confesión,
- empuña "la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios" (Ef 6:17),
- expulsa a esta clase de demonio por medio de la oración y del ayuno (Mt 17:21),
- rodéate de la comunidad cristiana (ver Heb 12:1) para evitar aislarte en la guerra espiritual y
- "Alégrense siempre en el Señor" (Fil 4: 4).
Oración: Padre, "a Ti he confiado mi causa" (Jer 11:20).
Promesa: "Nadie habló jamás como este hombre" (Jn 7:46)
Alabanza: El compromiso de san Patricio con Jesús fue tan extremo que soportó graves dificultades y estuvo dispuesto a sufrir prisión o incluso muerte si Dios así lo requería.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 29 de noviembre de 2017.
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