Salomón tenía el corazón más sabio y prudente (1 Re 3:12), pero, "así, en la vejez de Salomón, sus mujeres les desviaron el corazón hacia otros dioses, y su corazón ya no perteneció íntegramente al Señor, su Dios, como el de su padre David" (1 Re 11:4). El nombre de Salomón significa "paz", y él tuvo un reino excepcionalmente pacífico hasta cuando su corazón se alejó del Señor. Entonces, guerras y guerras civiles surgieron desde su corazón.

Cuando el Señor cambió nuestros corazones en nuestro bautismo (ver Ez 36:26), Él nos dio un nombre nuevo y nos hizo criaturas nuevas (ver Gal 6:15). De este corazón nuevo, brota "amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia" (Gal 5:22-23) en vez de "las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino" (Mc 7:21-22). Entonces, seamos fieles a las promesas del bautismo, y mantengamos nuestros corazones en Jesús, y seamos nuevos y verdaderos.

Aprende del Sagrado Corazón de Jesús a ser "paciente y humilde de corazón" (Mt 11:29). Pídele a María, con su corazón inmaculado, que manifieste los pensamientos íntimos de muchos corazones incluso los nuestros (Lc 2:35). Que la palabra de Dios juzgue "los pensamientos y las intenciones del corazón" (Heb 4:12). Que la palabra de Dios arda y purifique nuestros corazones (Lc 24:32). Sagrado corazón de Jesús, voltea nuestros corazones más hacia a Tí y nunca lejos de Tí, o de nuestro bautismo o de nosotros mismos.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 29 de noviembre de 2017.

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