Nuestras vidas son como casas listas a enfrentar la tremenda fuerza de las inundaciones. Solo las casas con sólidos cimientos permanecerán (Lc 6:48). Nuestros cimientos estarán bien construidos, si escuchamos y seguimos la palabra de Dios (Lc 6:47). No tenemos que verter un cimiento, "El fundamento ya está puesto y nadie puede poner otro, porque el fundamento es Jesucristo" (1 Co 3:11). Debemos ser construidos en el Cuerpo de Cristo, la Iglesia, que está fundada en los apóstoles y los profetas (Ef 2:20; Ap 21:14).

Nosotros construimos este fundamento sólido para nuestra propia vida, entregándolas a Jesús y viviendo plenamente nuestras promesas bautismales. También, debemos ser como Jesús y amar la Iglesia, tanto que daríamos nuestra vida por ella (Ef 5:25). Para tener una base sólida, debemos saber lo que los sucesores de los apóstoles, los obispos, han enseñado alrededor del mundo a lo largo de los siglos. Es entonces cuando podremos someternos a su autoridad. Debemos escuchar, especialmente al Papa (ver Mt 16:18) quien tiene un ministerio profético, y quien, con los obispos, discierne la autenticidad de las profecías.

Usualmente los cimientos son construidos, años antes de que llegue la inundación. Construye los cimientos de tu vida, ahora. Constrúyelos para soportar cualquier cosa.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 15 de mayo de 2017.

El Nihil Obstat establece que no existe impedimento para la publicación de un libro o folleto. No implica acuerdo con contenido, opiniones o afirmaciones expresadas en el mismo.