salvando el rostro
"Tú conoces los mandamientos" (Marcos 10:19).
El hombre en la lectura del Evangelio de hoy le dijo a Jesús que él había cumplido con los mandamientos desde su infancia (Mc 10:20). Así que Jesús le dio cinco mandamientos más: ve, vende todo, dalo a los pobres, ven y sígueme (Mc 10:21).
El hombre se negó a obedecer estos mandamientos. Inmediatamente, su rostro expresó rebelión. El verso que describe su reacción puede ser traducido como: "se entristeció" (Mc 10:22). Algunas de las connotaciones de la palabra griega son: el hombre frunció el ceño; su rostro se nubló, expresando incluso tintes de odio.
Obedecer al Señor es una delicia (Sal 40:9). Desobedecer al Señor es odioso, deprimente, y triste (ver Mc 10:22). Obedecer la voluntad de Dios es nuestra comida, alimento, y plenitud (Jn 4:34). Al desobedecer la voluntad de Dios sentimos vacío y desolación. Obedecer al Señor es entrar en el amor y la intimidad del Señor (ver Jn 15:10; Mc 3:35). Desobedecer al Señor es separarse y aislarse en un infierno eterno de egoísmo narcisista.
Vamos a seguir a Jesús obedeciéndole aun hasta la muerte en la cruz (Fil 2: 8). Entonces seremos exaltados con Él para siempre.
Oración: Padre, que pueda aprender obediencia con mis propios sufrimientos (Heb 5:8).
Promesa: "Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para Él todo es posible" (Mc 10:27).
Alabanza: Joe se arrepintió de descuidar la misa de los domingos y ahora asiste alegremente varios días a la semana.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 30 de noviembre de 2016.
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