frutos para navidad
"Su mujer era estéril y no tenía hijos" (Jueces 13:2).
Hoy la Iglesia nos presenta a la madre de Sansón y a Isabel, la madre de Juan el Bautista. Ambas mujeres eran estériles, pero el Señor las hizo milagrosamente fructíferas. ¿Eres estéril, no físicamente, sino espiritualmente? ¿A cuántas personas has ayudado a llegar a Cristo este Adviento? ¿Cuántos hijos espirituales has engendrado en los últimos dos años? (ver File 10; 1 Co 4:15) ¿Con cuántas personas has tratado de compartir tu fe? ¿Cuántas semillas del evangelio has plantado?
Muchos de nosotros hemos sido estériles. Necesitamos el milagro mencionado en las lecturas de hoy. Necesitamos ser fructíferos. Si no compartimos nuestra fe en Jesús, ¿tenemos fe en Jesús? Si no dejamos que otros sepan que Jesús los ama, ¿los amamos? Si no hemos dado a otros la oportunidad de conocer a Cristo, ¿cómo pueden tener la Navidad? Porque sin Cristo no hay Navidad. Jesús enseñó: "Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en Mí, y yo en Él, da mucho fruto" (Jn 15:5). Sean fructíferos y multiplíquense (Gn 1:28).
Oración: Padre, permíteme dar mi vida para dar fruto abundantemente (Jn 12:24).
Promesa: "Esto es lo que el Señor ha hecho por mí, cuando decidió librarme de lo que me avergonzaba ante los hombres" (Lc 1:25).
Alabanza: "Oh Flor del tallo de Jesse, Tú has sido resucitado como un signo para todos los pueblos; los reyes guardan silencio en Tu presencia; las naciones se postrarán delante de Ti. Ven, que nada te impida venir en nuestra ayuda".
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 25 de julio de 2017.
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