José sabía que su esposa estaba embarazada de alguien que no era él. La única posibilidad era que María fuera una adúltera. Sin embargo, en un sueño, un ángel le dijo a José que María había concebido por obra del Espíritu Santo (Mt 1:20).

¿Creerías este milagro? ¿Creerías algo que nunca había ocurrido antes? ¿Creería usted algo que no podrías entender? ¿Creerías algo de un sueño? Cuando José creyó en la concepción virgen, hizo uno de los mayores actos de fe de todo el tiempo. Si no hubiera hecho este gran acto de fe, no habría estado en la primera Navidad.

Si vamos a encontrarnos con Cristo esta Navidad, debemos tener fe, como José tuvo fe. Una verdadera Navidad es una cuestión de fe. Caminamos y vivimos por la fe (ver 2 Co 5:7), y tenemos la Navidad por la fe. Sin fe, es imposible agradar a Dios esta Navidad o en cualquier momento (Heb 11:6), y el propósito de la Navidad es complacer a Cristo. Después de todo, es Su celebración de cumpleaños.

Muy pocas personas estaban conscientes de la primera Navidad, a pesar de que una estrella anunciando el nacimiento de Jesús resplandecía en el cielo (Mt 2:2). En esta Navidad, los pocos o muchos que se encontrarán con Cristo serán hombres y mujeres de fe, personas como san José. Ten fe en el Cristo de la Navidad.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 25 de julio de 2017.

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