¿qué hacen los salvados?
"Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham" (Lucas 19:9).
Cuando la salvación llegó a Zaqueo y a su casa, Zaqueo se conmovió a decir: "Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres" (Lc 19:8). Esta expresión de salvación ha sido común en toda la historia de la Iglesia. Jesús amó y desafió a un hombre diciéndole: "Solo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme" (Mc 10:21). Pedro le dijo a Jesús: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y Te hemos seguido" (Mc 10:28) En la Iglesia primitiva, "todos los que poseían tierras o casas las vendían y ponían el dinero a disposición" (Hch 4:34s) a tal grado que Ananías y Safira se sintieron obligados a mentir acerca de darle a la Iglesia todas las ganancias de la propiedad que vendieron (Hch 5:1ss). Cuando damos nuestras vidas a Cristo, todo es nuevo (2 Co 5:17), y "el dinero no es problema".
El cristianismo es la decisión más radical posible para un ser humano. Seguir al Salvador crucificado es perder nuestras vidas (Lc 9:24) y ser "rescatados de la vana conducta" transmitida a nosotros por nuestra cultura materialista (1 Pe 1:18). Dejémonos convertir como Zaqueo. Crucifiquémonos con Cristo (Gal 2:19). Amemos como Jesús ama.
Oración: Padre, que me pueda arrepentir según Tus medidas.
Promesa: "De este modo, Eleazar dejó al morir, no solo a los jóvenes, sino a la nación entera, su propia muerte como ejemplo de generosidad y como recuerdo de virtud" (2 Mac 6:31).
Alabanza: María, Nuestra Señora de la Presentación, jugó una parte integral al abrir los ojos a los discípulos y pedirle a Jesús hacer Su primer milagro. Debido a este milagro en las bodas de Caná, "sus discípulos creyeron en Él" (Jn 2:11).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 10 de mayo de 2017.
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