Jesús reveló que los dos mayores mandamientos eran amar a Dios y a nuestro prójimo (Mt 22:37-39). Jesús sostuvo que Su misión era mostrarnos el amor del Padre (Jn 15:9). Nos mandó amar incluso a nuestros enemigos (Mt 5:44). Jesús dijo que nosotros seríamos reconocidos como Sus discípulos por "el amor que se tengan los unos a los otros" (Jn 13:35). Finalmente, Jesús entregó Su vida por nosotros cuando murió en la cruz. "No hay amor más grande" (Jn 15:13).

Los primeros cristianos empezaron a comprender la vida de amor de Jesús. Llegaron a darse cuenta que:

• "Dios amó tanto al mundo, que entregó a Su Hijo único" (Jn 3:16).

• "El amor no pasará jamás" (1 Co 13:8).

• "Si no tengo amor, no soy nada" (1 Co 13:2).

• "Porque el amor cubre todos los pecados" (1 Pe 4:8).

• "Existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor" (1 Co 13:13).

• "El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo" (Rom 5:5).

Finalmente, la iglesia primitiva llegó a la increíble conclusión de que "Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en Él" (1 Jn 4:16; ver 1 Jn 4:8). ¡Ama al Mismísimo Amor!

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 10 de mayo de 2017.

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