Jesús nos ha revelado que nuestro futuro será un castigo justo y terrible para siempre o perfecto amor y felicidad para siempre. Esta revelación es alucinante (por decirlo suavemente). No tenemos experiencia de "para siempre", y la posibilidad de castigo eterno es abrumadora. En estas circunstancias, muchas personas quedan "apagadas", "congeladas", y se vuelven espiritualmente paralizadas. Ellas tratan de olvidarse de la eternidad, el objetivo de esta vida terrenal.

Antes de que Jesús revelara su venida final, el día del juicio, y de la otra vida, Él nos mandó: "No temas, pequeño rebaño, porque el Padre de ustedes ha querido darles el Reino" (Lc 12:32). Debido a que nuestro Padre celestial es el Padre perfecto, Que es amor todopoderoso, no debemos tener miedo de ninguna cosa, incluyendo las consecuencias impresionantes de nuestra vida en la tierra. Podemos hacer frente a la mayor cantidad de hechos alucinantes porque tenemos una seguridad milagrosa cimentada en el amor providencial de nuestro Padre celestial.

Por lo tanto, no debemos tener temor de la vida o de la vida futura. Hagamos frente a la verdad y preparémonos para la venida final de Cristo en cualquier momento.