Para recibir doble porción del Espíritu de Dios, esto es, estar lleno del Espíritu, es cuestión de dejar y permanecer. Debemos apartarnos del pecado, el egoísmo, el orgullo, el mundo, la carne y el diablo. Además de olvidar estas cosas perversas, debemos también dejar atrás buenas cosas. Por ejemplo, Elías le dijo a Eliseo que se quedara en Guilgal, Betel y Jericó (ver 2 Re 2:1-6). El quedarse en estos lugares era algo bueno o Elías no le hubiera dicho a Eliseo que se quedara. Sin embargo, Eliseo tuvo que partir de esos lugares y seguir a Elías para recibir la doble porción del espíritu de Elías. De igual manera, algunos de nosotros debemos olvidar las buenas cosas, como la posibilidad de casarnos, un estilo de vida cómodo o un ministerio, para así llenarnos del Espíritu.

Además de olvidarnos de ciertas cosas, necesitamos permanecer con Jesús, así como Eliseo permaneció con Elías. Así nos llenaremos del Espíritu. Permanecemos con Jesús cuando nos sacrificamos y cuando el Señor nos reta a crecer en la fe durante tiempos difíciles (ver Mt 6:2ss). También debemos permanecer en oración. No queremos ser como los tres apóstoles que se quedaron dormidos en el Huerto de Getsemaní (Mt 26:40). Así también, debemos permanecer en ayuno, permanecer leyendo la Palabra, permanecer en la Iglesia, permanecer activos como testigos de Jesús, permanecer fieles en nuestras vocaciones y permanecer en un ministerio en tiempos buenos y malos (ver 2 Tim 4:2). Al dejar ciertas cosas y permanecer, nos llenamos del Espíritu y así nos mantenemos.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 18 de febrero de 2016.

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