profesores universitarios
"Estuvo enseñándoles largo rato" (Marcos 6:34).
Jesús es el maestro. La reacción de la gente al ministerio de Jesús fue: "¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad! (Mc 1:27) Jesús enseñaba y siempre enseña. Él enseñó aun colgando de la cruz. Cuando María Magdalena reconoció a Jesús resucitado de entre los muertos, exclamó "¡Raboní!" (Significa 'Maestro')" (Jn 20:16). En la tarde del día de su resurrección, Jesús caminó unas siete millas con dos de sus discípulos explicando "en todas las Escrituras lo que se refería a él" (Lc 24:27). Esa noche, Jesús resucitado continuó enseñando. "Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras" (Lc 24:45). Jesús continúa enseñándonos diariamente hasta su llegada final.
Por lo tanto, el cuerpo de Cristo, la Iglesia, debe estar enseñando constantemente. Cuando la Iglesia nació en el primer Pentecostés cristiano, inmediatamente se dedicó a la enseñanza apostólica (Hch 2:42). Pronto los apóstoles fueron arrestados por haber llenado a Jerusalén con enseñanzas sobre Jesús (Hch 5:28). "Y todos los días, tanto en el Templo como en las casas, no cesaban de enseñar" (Hch. 5:42). Después de que Saúl enseñó a la gente de la iglesia de Antioquía por un año, ellos fueron los primeros en ser llamados cristianos (Hch 11:26).
La enseñanza es esencial al plan de salvación de Dios. Aprende y enseña.
Oración: Padre, hazme enseñable.
Promesa: "Se compadeció de ellos, porque eran como ovejas sin pastor y estuvo enseñándoles largo rato" (Mc 6:34).
Alabanza: San Paul Miki y sus compañeros nos enseñaron a todos con sus muertes santas.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 10 de noviembre de 2015.
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