Todo vendedor de casas sabe que el valor futuro de una casa se basa en su ubicación actual. De la misma forma Jesús enseña que el futuro de nuestras vidas se basa en nuestra ubicación.

Vamos a construir nuestras vidas sobre toda palabra que sale de la boca de Jesús (Mt 4,4). Si hacemos de las palabras de Jesús nuestro hogar (Jn 8:31) y ponemos en práctica sus palabras (Mt 7:24), vamos a construir nuestras vidas sobre la roca eterna que es Jesús para todas las generaciones venideras (Is 26:4). Debido a que "la permanencia" es el "principal signo distintivo" de Su Palabra, sabemos que una vida basada en Su Palabra durará para siempre (Sal 119:160).

Además de ubicar nuestras vidas sobre la palabra de Dios, debemos tener raíces profundas en la palabra (ver Stg 1:21). En el estudio profundo de su palabra, es que "se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la creciente, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida" (Lc 6:48).

Los que oyen las palabras de Jesús pero no construyen su vida sobre Su Palabra se encuentran en arenas movedizas. Las Escrituras de Adviento están llenas de advertencias, y Jesús nos advierte que una vida que no se construye con Su Palabra se derrumbará y su "ruina será grande" (Mt 7:27).

Encuentra la Palabra de Dios y devórala (Jeremías 15:16). Cava profundamente en Su Palabra en este Adviento. Lee el libro de Isaías. Dedica largos ratos de tiempo a la lectura de la Palabra de Dios para prepararte para la llegada de la Palabra hecha carne (Jn 1,14) en esta Navidad.