hojas hipócritas
"Dijo entonces al viñador: Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?" (Lucas 13:7).
No se dice en el Evangelio que Jesús maldiga árboles sin hojas y raquíticos. Más bien, Él maldijo árboles de buen aspecto con una gran cantidad de hojas, pero sin frutos (Mt 21:19). Del mismo modo, en las cartas que Jesús, en el Apocalipsis, dirige a las iglesias, no amenaza con cerrar las iglesias de mal aspecto, sino las que tienen gran reputación, pero pocos frutos. Por ejemplo, a la Iglesia de Sardes, Jesús dice: "Conozco tus obras: aparentemente vives, pero en realidad estás muerto" (Ap 3:1-2). A Laodicea, Jesús declara: "Tú andas diciendo: Soy rico, estoy lleno de bienes y no me falta nada. Y no sabes que eres desdichado, digno de compasión, pobre, ciego y desnudo" ¡A poco no te das cuenta de lo infeliz que eres, lo lamentable y pobre, ciego y desnudo! Por eso te aconsejo" (Ap 3:17-18).
Para la Iglesia de hoy, Jesús puede estar diciendo la misma cosa. Sí, tenemos más hojas que nunca: edificios, finanzas, recursos y más programas que en cualquier otro momento de la historia de la Iglesia de Cristo. Sin embargo, ¿qué cantidad de frutos hay detrás de todas esas hojas? Sé de iglesias con presupuestos de medio millón de dólares y con solo cinco catecúmenos. Por supuesto, la Iglesia tiene la responsabilidad de cuidar de sus viejos frutos, pero ¿dónde está la nueva cosecha? Jesús maldice solo las hojas. Hojas sin fruto son hipócritas.
Oración: Padre, hazme un árbol que tenga más fruta que hojas.
Promesa: "Cuando subió a lo alto, llevó consigo a los cautivos y repartió dones a los hombres" (Ef 4:8).
Alabanza: El papa san Juan Pablo II dio mucho fruto, tanto en su largo pontificado como en sus escritos que perdurarán en el tiempo.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 28 de junio de 2016.
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