¿lo mismo de nuevo?
"Por eso considero que no se debe inquietar a los paganos que se convierten a Dios" (Hechos 15:19).
Los líderes de la Iglesia primitiva entendieron que el Espíritu Santo no exigía de los cristianos venidos de la gentilidad la observación de la ley mosaica, con la excepción de que se abstuvieran "de lo que está contaminado por los ídolos, de las uniones ilegales, de la carne de animales muertos sin desangrar y de la sangre" (Hch 15:20). No consta en la Escritura que los cristianos-gentiles hayan tenido mayor problema con la abstención de comer "carne de animales muertos sin desangrar". Sin embargo, algunos de ellos tuvieron serios problemas en obedecer los dos primeros mandatos.
Pablo advirtió a los cristianos de Corinto que al comer la carne de animales que se habían utilizado en la adoración de ídolos, no sólo estaban ofendiendo la conciencia de otros (Rom 14:20; 1 Co 10:28; 8:9) sino que además entraban en comunión con los demonios (1 Co 10:20-21).
El mandato de abstenerse de la unión sexual ilícita era probablemente aún más difícil de obedecer. Pablo advirtió y enseñó a los gentiles convertidos que sus cuerpos eran templos del Espíritu Santo (1 Co 6:19), y que "ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados" heredarán el Reino de Dios (1 Co 6:9-10). Él le dijo a la iglesia de Éfeso y a todas las iglesias: "En cuanto al pecado carnal y cualquier clase de impureza o avaricia, ni siquiera se los mencione entre ustedes, como conviene a los santos" (Ef 5:3). Pablo mantiene que aquellos que rechazaron sus enseñanzas contra la inmoralidad sexual rechazaban no "a un hombre, sino a Dios, a ese Dios que les ha dado su Espíritu Santo" (1 Tes 4:8).
Casi todos los que estamos leyendo esto somos cristianos gentiles. ¿Tenemos los mismos problemas que tuvieron ellos? ¿Seguimos atrapados en el pecado sexual y el compromiso idólatra con las cosas del mundo? ¡Arrepiéntete! Se puro como Jesús es puro (1 Jn 3:3).
Oración: Padre, hazme santo en cada aspecto de mi vida (1 Pe 1:15).
Promesa: "Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto" (Jn 15:11).
Alabanza: Jesús sanó a Michael al instante de una fractura de tobillo.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de abril de 2015
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