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"¿A eso llamas ayuno, y día aceptable al Señor?" (Isaías 58:5).
El ayuno es limitar nuestro consumo de alimentos obedeciendo a Dios para la construcción de su Reino. Puede tratarse de no comer nada, de comer un poco menos, o comer alimentos más sencillos y menos sabrosos. Aunque muchas veces el Señor nos llama a reducir de manera significativa la comida, el ayuno no es una cuestión de cantidad, sino de obediencia. Por ejemplo, ayunar severamente cuando Dios nos está llamando a otra cosa no es agradable a Dios.
Un ayuno cuaresmal es un poco diferente a otro normal. El ayuno en cuaresma es imitar intencionalmente a Cristo como Él ayunó cuarenta días en el desierto. Por lo tanto, el propósito de un ayuno cuaresmal es estar unidos a Cristo y crecer en una relación personal y profunda con Él.
En este viernes, el tercer día de ayuno de la Cuaresma, la Iglesia obliga a los católicos del mundo entero a unirse por medio de la abstinencia de carne. Esa simple expresión de unidad anima a todos a perseverar en ayuno y ayunar con nuestro enfoque en la unidad (unidad con todos los católicos del mundo y en especial con Jesús) "¡No ayunen como en esos días, si quieren hacer oír su voz en las alturas!"(Is 58:4).
Oración: Jesús, que yo pueda estar en comunión contigo cuando coma tu carne y beba tu sangre (Jn 6:56). Que también pueda recibir la comunión contigo y tu gente cuando yo ayune.
Promesa: "Llegara el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán" (Mt 9:15).
Alabanza: Cuando ayunaba, Roberto tenía más distracciones que antes en la oración, cambios en su salud, e interrupciones. Pero perseveró y creció mucho en intimidad con Jesús.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 25 de agosto de 2014
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