camino a la gloria
"…entonces te deleitaras en el Señor, yo te haré cabalgar sobre las alturas del país"(Isaías 58:14).
Estamos en el cuarto día de los cuarenta días de viaje a través del desierto de Cuaresma. Nuestro destino es la celebración de la resurrección de Jesús. Cuando encontremos al Cristo resucitado en una nueva forma en este tiempo de Pascua, "luz se alzara" para nosotros "en las tinieblas y tu oscuridad será como al mediodía" (Is 58:10). "El Señor te guiara" como siempre y nos saciara "en los ardores del desierto" (Is 58:11). "Reconstruirás las ruinas antiguas" para nuestro beneficio y "restauraras los cimientos seculares" vamos a levantarlos (Is 58:12). "Reparador de brechas, nos llamaran" "Restaurador de moradas en ruinas" (Is 58:12).
Sí, estas Pascuas serán más de lo que podríamos pedir o imaginar (Ef 3:20) Las profecías de Isaías de hace 2,500 años se cumplirán de nuevo. El amor y la gloria del Cristo resucitado serán grandiosamente manifestados esta Pascua que podría ser demasiado para nosotros si no hubiésemos preparado nuestros corazones durante la Cuaresma arrepintiéndonos, ayunando, haciendo penitencia y en oración. Porque la Pascua es tan importante, la Cuaresma es tan necesaria. Entremos de lleno en Cuaresma.
Oración: Padre, haz que esté listo[a] para todo mientras crezco en santidad durante la Cuaresma, ahora más que nunca.
Promesa: Jesús: "le dijo: Sígueme. Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió" (Lc 5:27-28).
Alabanza: La Fe de san Pedro Damián le permitió pelear en contra de escándalos en el sacerdocio que estaban ocurriendo hace más de mil años.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 25 de agosto de 2014
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