¿una vivificante cuaresma?
"Yo he puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida" (Dt 30:19).
En este segundo día de Cuaresma, el Señor nos dice que la Cuaresma es un asunto de vida o muerte. Quienes dejaron que el Señor actuara en sus vidas, durante la pasada Cuaresma, ayudaron a muchos bebés, pobres y ancianos a sobrevivir frente a la cultura de la muerte. Pero por otro lado es posible que, debido a nuestra resistencia a la gracia de Dios en la última Cuaresma, algunos ataques contra la vida que hubieran podido ser evitados sigan siendo una plaga entre nosotros.
Además de la muerte física, la Cuaresma es un asunto de vida o muerte eterna. El Señor está trabajando por medio de nosotros esta Cuaresma de una manera especial para que toda la gente se salve (ver 1 Tim2:4). Amando al Señor, "y cumples sus mandamientos, sus leyes y sus preceptos" (Dt 30:16), seremos utilizados por el Señor esta Cuaresma para guiar a muchos a su Reino. Sin embargo, si no nos negamos a nosotros mismos y cargamos la cruz de Jesús cada día (ver Lc 9:23), podemos frustrar el plan que Dios tiene para con nosotros y los demás (Lc 7:30). Por lo tanto, ten la Cuaresma de tu vida. Que puedas profundizar tu amor por el Padre de Vida. Esta Cuaresma elije la Vida.
Oración: Padre, déjame morir como un grano de trigo para que así pueda tener vida abundante (ver Jn 12:24).
Promesa: "Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde y arruina su vida?" (Lc 9:24-25).
Alabanza: Eduardo tenía una rutina diaria de escuchar la voz de Dios. Un día, durante una reunión de negocios, Eduardo sintió que Dios le estaba diciendo que tenía que volver a su casa inmediatamente. Dejó todo y volvió a su casa. Su casa estaba en la playa, y él llegó justo a tiempo para salvar a su señora, quien quedó atrapada en una resaca que la llevaba mar adentro.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 25 de agosto de 2014
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