"gusten y vean" (salmos 34:9)
"Y tú, hijo de hombre, escucha lo que te voy a decir; no seas rebelde como ese pueblo rebelde: abre tu boca y come lo que te daré" (Ezequiel 2:8).
Imagínate ver a un recién nacido en su sillita de mesa. No importa lo que hagan sus padres, el bebé no quiere comer. Se niega abrir su boca. Ésta es la imagen de muchos que se llaman cristianos en el mundo de hoy. Nosotros los cristianos somos anoréxicos espiritualmente. Nos negamos a comer lo que Dios nos tiene preparado para nosotros porque estamos repletos de las cosas del mundo (ver Prov 13: 19). La comida del mundo materialista y consumidor es más atractiva que el libro de Dios que lleva escrito "cantos fúnebres, gemidos y lamentos (Ez 2: 10).
Sin embargo, el Señor nos manda arrepentirnos de nuestros desviados hábitos dietéticos y nuestra anorexia. Él manda: "Como niños recién nacidos, deseen la leche pura de la Palabra, que los hará crecer para la salvación, ya que han gustado qué bueno es el Señor" (1 Pe 2: 2-3). El Señor nos advierte: "El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mt 4:4, Dt 8:3). El manda: "tomen y coman, este es mi cuerpo" (Mt 26: 26).
Oración: Padre, que coma bien.
Promesa: "¡Qué dulce es tu palabra para mi boca, es más dulce que la miel!" (Sal 119: 103).
Alabanza: La santa Juana Francisca sirvió fielmente como esposa, madre, religiosa, y fundadora, sirviendo a Dios y al prójimo.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 23 de abril de 2014
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