no hay vuelta atrás
"María, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se impregnó con la fragancia del perfume" (Juan 12:3).
María y Judas se conocían de tiempos atrás; Jesús y sus discípulos habían visitado su casa (ver Lc 10:38-42; Jn 11:1). María tenía un frasco de aceite perfumado muy caro, y Judas sabía que el precio era aproximadamente el salario de un año (ver Jn 12:5). Ella quiso mostrar su entrega a Jesús rompiendo el frasco a los pies del maestro (ver Mc 14:3). Una vez roto el frasco, no había vuelta atrás; no podía ser preservado. Ella intencionalmente decidió darle todo a Jesús.
Puede que María intuyera que Judas tendría "otros usos" si el perfume era donado a la bolsa común. Después de todo, María debía de conocer bien a los apóstoles. Lo que queda claro es que María quería darle todo el perfume a Jesús. Al romper el frasco, María se aseguraba de que iba a ser para uso exclusivo de Jesús.
Esta lectura nos invita a ser como María y darle todo a Jesús. Ponte en una situación donde no hay vuelta atrás después de dárselo todo a Jesús.
Oración: Padre, Tú sabes cómo me siento tentado de contenerme cuando se trata de darme a ti. Quiero tener la disponibilidad para romper cualquiera de los frascos necesarios y seguirte sin mirar atrás.
Promesa: "El Señor... da el aliento a tu pueblo que la habita [la tierra] y el espíritu a los que caminan por ella" (Is 42:5).
Alabanza: Warren conoció a Jesús en la cárcel. Aun cuando todavía permanece en prisión, Jesús le ha dado su libertad (Jn 8:36).
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 18 de diciembre de 2013
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