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Jueves, 2 de octubre de 2014

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Ángeles de la Guarda


Éxodo 23:20-23
Salmos 91:1-6, 10-11
Mateo 18:1-5, 10

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mi dulce compañía

"Ellos te llevarán en sus manos para que no tropieces contra ninguna piedra" (Salmos 91:10).

Los Ángeles son creaturas poderosas. En la mañana de la resurrección, un ángel solitario arrollo los guardias romanos colocados alrededor de la tumba de Jesús (Mt 28:2). Doce legiones de ángeles hubieran dominado completamente los soldados romanos mandados a arrestar a Jesús (Mt 26:53); incluso un solo ángel fue capaz de escoltar a Pedro, frente de la legión de guardias, para escapar de su celda (Hch 12:6).

Dios manda a los Ángeles de la Guarda para que cuiden de tu persona. "Ellos te llevarán en sus manos para que no tropieces contra ninguna piedra" (Sal 91:12). "El Ángel del Señor acampa en torno de sus fieles, y los libra" (Sal 34:8); entonces nuestro ángel de la guarda es como una muralla de fuego protector con la que Dios nos rodea (Zac 2:9).

Nuestro ángel de la guarda no sólo protege nuestro cuerpo físico, sino también nuestra vida espiritual, porque nuestro ángel es el protector de nuestra alma (Bar 6:6). El contexto de este verso es el de que Dios ha mandado este ángel para protegernos, para que no caigamos en pecado e idolatría, para no sucumbir al miedo del hombre y ceder a la cultura secular (Bar 6:2-5).

Dios ordenó a los ángeles que nos cuidaran (Sal 91:11) y ellos obedecen a perfectamente, ellos no nos abandonaran. Cuán triste es que nuestros ángeles hayan tenido que ser testigos de nuestros pecados, faltas, errores, apatía, etc. Imaginamos que los ángeles preferirán protegernos a medida que avanzamos en nuestro llamado para construir el Reino de Dios, en lugar de combatir a Satanás mientras nosotros evadimos la vocación recibida de Dios. Seamos agradecidos con nuestros ángeles de la guarda viviendo en obediencia en la fe (Rom 1:5).

Oración:  "Ángel de mi guarda, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, hasta que me pongas en paz y alegría con todos los santos, Jesús y María. Amen".

Promesa:  "Yo voy a enviar un ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te conduzca hasta el lugar que te he preparado" (Ex 23:20).

Alabanza:  Alabanzas a Ti, Padre, por mandarnos ángeles siempre listos a protegernos del mal y guiarnos hacía a Ti.

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de junio de 2014

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