Cuando alguien se ofreció para ser discípulo de Jesús, Jesús inmediatamente le dijo que no esperara un lugar donde reclinar su cabeza (Lc 9:58). Jesús claramente espera que sus discípulos lo amen incondicionalmente y sin esperar nada sino la Cruz (vea Lc 9:23).

Jesús llamó a otro hombre para que fuera su discípulo. El hombre aceptó, pero pidió permiso primero para ir a enterrar a su padre (Lc 9:59). En su respuesta, Jesús implica, que si alguien demora en hacerse su discípulo, es que está espiritualmente muerto (Lc 9:60).

Otra persona ofreció ser discípulo de Jesús. Sólo pidió ir a casa y despedirse de su familia (Lc 9:61). Jesús respondió, que quien no hace del apostolado la más importante de todas las relaciones, no sirve para el Reino de Dios (Lc 9:62).

Ser discípulo de Jesús es radical, total, incondicional y requiere sacrificios. ¿Eres discípulo la manera en que Jesús lo espera? Si es así, estás haciendo discípulos de todas las Naciones (Mt 28:19). Decide ser discípulo de Jesús ahora —pase lo que pase.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de junio de 2014

El Nihil Obstat establece que no existe impedimento para la publicación de un libro o folleto. No implica acuerdo con contenido, opiniones o afirmaciones expresadas en el mismo.