Si Jesús nos libera, somos realmente libres (Jn 8:36). Sin embargo, si tomamos nosotros mismos "de nuevo....el yugo de la esclavitud", estamos en la peor condición posible para un ser humano. "En efecto, si alguien se aleja de los vicios del mundo, por medio del conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo y después se deja enredar y dominar de nuevo por esos vicios, su estado final llega a ser peor que el primero. Más le hubiera valido no conocer el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, apartarse del santo mandamiento que le fue transmitido" (2 Pe 2:20-21). Si alguna vez renunciamos a nuestra libertad dada por Dios, siete demonios de los peores que hemos experimentado pueden entrar y habitar en nosotros. "…Y al final, ese hombre se encuentra peor que al principio" (Lc 11:26). Las personas que han hecho las peores cosas en la historia a menudo han sido los primeros cristianos. Esto no indica que la cristiandad es mala sino que abandonar la cristiandad es muy malo. Debemos liberarnos y permanecer libres en Jesús.

Tú puedes protegerte contra la segunda esclavitud que conduce a la segunda muerte (ver Ap 2:11), y te priva de la gracia del segundo nacimiento (ver Jn 3:3, 5) si haces lo siguiente:

• Arrepiéntete y ve aconfesarte al menos mensualmente.

• Vive una vida comunitaria (Hch 2:42) y te no ausentes de la asamblea (Heb 10:25).

• Lee y medita la Biblia diariamente.

• Obedece al Papa y a la Iglesia universal.

Si pierdes tu libertad, pierdes todo. Nunca pierdas tu libertad en Cristo.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de junio de 2014

El Nihil Obstat establece que no existe impedimento para la publicación de un libro o folleto. No implica acuerdo con contenido, opiniones o afirmaciones expresadas en el mismo.