el punto de mayor resistencia
"Den más bien como limosna lo que tienen y todo será puro" (Lucas 11:41).
Para limpiarnos de nuestros pecados, debemos arrepentirnos y entregar nuestras vidas a Jesús. Esta conversión ocurre en el interior, pero se expresa de forma visible. Para algunos, requerirá cambiar de empleo o de amigos. Para otros, será necesario perdonar a un enemigo o regresar a la Iglesia. Aún para otros, como los fariseos, la expresión concreta de conversión será el tema del dinero, puesto que el amor al dinero es la raíz de todo mal (1Tim 6:10).
Muchos fariseos observaban sólo la letra de la ley. Ellos diezmaban y daban limosnas. Sin embargo, no vivían el espíritu de la ley, porque eran hombres avaros que se entregaban al dinero más que a Dios (Lc 16:13-14). Jesús los retó a donar el corazón. Esto podría haber sido una señal de su conversión y todos podrían haber quedado limpios.
¿Cuál sería la evidencia de que te has arrepentido y entregado a Jesús? (ver Lc 3:8) ¿Dónde necesitas tragarte tu orgullo? ¿Dónde estás resistiendo al Señor? ¿Dónde pones más interés en "la letra de la ley" que en el espíritu? Ríndete y entrégate totalmente "y todo será puro" (Lc 11:41).
Oración: Padre, me rindo a Tu voluntad cuando más quiero hacer la mía.
Promesa: "Que llegue hasta mí tu misericordia, Señor, y tu salvación conforme a tu promesa" (Sal 119:41).
Alabanza: El Papa san Calixto I, uno de los primeros papas mártires, glorificaba a Dios llevando una vida de perdón extraordinaria.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de junio de 2014
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