aprendiendo a discernir quién llama delicadamente
"En el momento de embarcarse, el hombre que había estado endemoniado le pidió que lo dejara quedarse con él" (Marcos 5:18).
Algunas personas harían lo que fuera por Jesús. Han sufrido "mofas, palizas, cadenas o cárcel. Han sido apedreados, descuartizados y los han matado a punta de la espada" (Heb 11:36-37). Otras personas echan a Jesús de sus pueblos porque había tenido algo que ver con la pérdida de más de mil chuletas de puerco, unas cuantas libras de tocino y unos jamones (Mc 5:17).
Muchas personas, incluso cristianos, no se ven radicalmente enamorados de Jesús ni radicalmente en contra del Señor. No se ven como mártires porque muchas veces ponen sus deseos egoístas por encima de Dios. En consecuencia, no se percatan de que están echando a Jesús de sus vidas. Estas personas no son ni frías ni calientes respecto a Jesús, sino tibias (Ap 3:16).
Jesús nos ama demasiado como para dejar que la tibieza persista. Él callada y respetuosamente pero persistentemente va a seguir llamándonos por nuestro nombre y llamando a la puerta de nuestro corazón (Ap 3:20). Llegará el día en que no podamos seguir ignorando a Jesús. Cada uno de nosotros va a tener que entregarle la vida entera a Él o crucificarlo (Cf Heb 6:6). Debido al amor persistente de Jesús llamándonos a abandonarnos a Él, llegará el momento en que lo amaremos o lo odiaremos (Mt 6:24). Nosotros somos los que decidimos estar con Él para siempre en el cielo o sin Él para siempre en el infierno. Jesús esta llamando a tu puerta otra vez. Ábrela.
Oración: Jesús, que yo haga todo por ti, ya sea para vivir o ya para morir.
Promesa: "Vete a tu casa con tu familia, y anúnciales todo lo que el Señor hizo contigo al compadecerse de ti" (Mc 5:19).
Alabanza: Padre Juan continúa proclamando las verdades de la fe católica a su congregación, sin importar si su rebaño acepta o no el mensaje.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 27 de septiembre de 2012
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