"padre, perdónalos" (lc 23:34)
"Aun si peca contra ti siete veces al día, y siete veces al día vuelve a ti diciendo:" Lo siento ", perdónalo." —Lucas 17:4
Estamos hechos a imagen y semejanza de Dios (Gn 1:27). Como discípulos de Jesús, tratamos de ser como Jesús en cada aspecto de nuestra conducta (1 Pedro 1:15). De esta manera, somos como Dios, porque Jesús es Dios y la "representación exacta de la voluntad del Padre Ser" (Heb 1:3).
Ser como Dios significa trabajar, sufrir, dar, amar y perdonar como Dios lo hace. Esto significa que tenemos que perdonar siete veces al día (Lc 17:4) y hasta setenta veces siete (Mt 18,22), porque nosotros y miles de millones de otros ofendemos a Dios con frecuencia y Él sigue perdonándonos. Se trata de una estimación conservadora de decir que Dios perdona miles de millones de veces al día. Eso es lo que significa "siete": un número infinito.
Para ser como Dios, también nosotros debemos perdonar en varias ocasiones y siempre. Tenemos que perdonar a las personas más cercanas a nosotros. ¿Quién más tiene la oportunidad de equivocarse con nosotros siete veces al día? Debemos perdonar a los demás en varias ocasiones hasta la peor de las injusticias, aunque sea por escándalos (Lc 17:1ss). Por último, debemos perdonar con los estándares de Dios. Las normas de Dios no se limitan sólo a la oración o en ser amable con aquellos que nos han hecho daño, sino que también requieren dar afecto a los que nos ofenden, regalos y honor (Lc 15,20ss).
Perdonar a otros es imposible. Ser como Dios es imposible. Sin embargo, "nada es imposible para Dios" (Lc 1:37). Por la gracia de Dios, perdona a todos por todo y has lo imposible.
Oración: Padre, que yo y otros seamos sorprendidos por mi perdón, tanto los que se disculpan y los que no lo hacen.
Promesa: "En su enseñanza él debe aferrarse rápido al auténtico mensaje, de modo que será capaz tanto de alentar a los hombres a seguir la sana doctrina y a refutar a los que contradicen" (Ti 1:9).
Alabanza: En su vida, san Josafat, obispo de Vibetsk (en la actualidad Lituania), unió a las divididas Iglesias de Oriente y Occidente.
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro de nuestro equipo de redacción.)
Rescripto: †Muy Reverendo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 13 de augusto de 2012
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