renacer libres
"Fue por la libertad que Cristo nos liberó." —Gálatas 5:1
En nuestra cultura humanística, muchas personas asocian la libertad con hacer lo que quieren, en lugar de lo que deben. Ellos vinculan la libertad con falta de compromiso, restricción, responsabilidad, inhibiciones y la utilizan en expresiones equivocadas como "tiempo libre", "amor libre", "libre albedrio".
Sin embargo, la verdadera libertad no es algo que creamos, sino que heredamos, La libertad depende de nuestro nacimiento. En la época de San Pablo, la esclavitud era un gran componente del sistema económico y social. Era obvio que las personas "nacían libres" o "nacían esclavizadas". Pablo dijo: "No somos hijos de una niña esclava, sino de una madre libre" (Gl 4:31).
Debido a nuestro pecado original y nuestra naturaleza humana, nadie nace libre. Por eso es que para ser libre debemos volver a nacer a través del Bautismo (Jn 3:3, 5). La verdadera libertad está basada en vivir nuestras promesas bautismales, siendo confirmados en nuestra identidad bautismal, y en superar tentaciones de pecado y esclavitud, acercándonos a las gracias dadas por el Bautismo. Por lo tanto, "hagan de todas las naciones discípulos. Bautícenlas en el nombre de Dios, del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt 28:19).
Oración: Padre, utilizaré agua bendita para renovar mi Bautismo profundamente y diariamente,
Promesa: "Alrededor de Jonás se acomodaron, pero tienes uno más grande que Jonás aquí." Lu 11:32
Alabanza: Santa Teresa amaba a Jesús profundamente. Cerca del fin de su vida, exclamó, "¡Oh, mi Dios! ¡Qué verdadero es eso de que quien trabaja para Ti es pagado en problemas! Y qué hermoso precio para los que te amamos, si entendemos su valor."
Rescripto: †Muy Reverendo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 13 de augusto de 2012
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