capitán jesús
"Ellos quisieron subirlo a la barca, pero esta tocó tierra enseguida en el lugar adonde iban" (Juan 6:21).
Cuando le pides a Jesús que suba a tu bote, para llegar rápido al otro lado del lago sin ningún esfuerzo. ¿Estás intentándolo con ganas? ¿Es fácil tu yugo y tu carga ligera? (Mt 11:30) Entonces algo está mal. No tienes que remar tan duro. Invita a Jesús a tu barco, es decir, a tu vida, iglesia, matrimonio, familia y trabajo. Está oscuro; sopla un fuerte viento (Jn 6:17-18). El mar se está agitando; tienes miedo (Jn 6: 18-19). Pero tan pronto como elijas llevar a Jesús en el bote y dejar los remos, ya estás allí.
La iglesia primitiva crecía casi sin esfuerzo en número y madurez. De repente, una tormenta se levantó. El agua se volvió áspera y el remo difícil. Tuvieron un problema en "la distribución diaria de los alimentos" (Hch 6:1). A los apóstoles se les dijo que deberían esforzarse más y remar más fuerte. En cambio, se dedicaron a "la oración y el ministerio de la Palabra" (Hch 6:4). Le entregaron el bote de la Iglesia al Capitán Jesús. Luego tuvieron una navegación fluida. "La palabra de Dios se extendía cada vez más, el número de discípulos aumentaba considerablemente" (Hch 6:7).
Oración: Jesús, perdóname por frenar las cosas tratando de hacer Tu obra.
Promesa: "Los presentaron a los Apóstoles, y estos, después de orar, les impusieron las manos" (Hch 6:6).
Alabanza: Penny puso su futuro incierto como viuda con tres niños pequeños en las manos de su Señor. Dios la ha sostenido a diario. Ahora los niños son adultos fieles y llenos de fe y Dios la ha bendecido con una nieta.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 23 de enero de 2019
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