dios, estoy enojado
"Ojalá hoy escuchen la voz del Señor…" (Salmos 95:7).
En la primera lectura de hoy, Dios comparte un punto de vista con muchas personas que están descontentas con la religión. Dios está insatisfecho con la conducta de Su pueblo. Está perturbado por lo que ve cuando mira a los que se supone que debían ser fieles a Su llamado. De hecho, Él está enojado con Su pueblo, y Su ira irrumpe por medio del profeta Jeremías: "La verdad ha desaparecido, ha sido arrancada de su boca" (Jer 7:28). En este punto, muchas personas estarían completamente de acuerdo con Dios: "Sí, la Iglesia tiene fallas, el pueblo de Dios es infiel y estoy cansado de eso". Estoy enojado con eso, hasta el punto en que no puedo contenerlo. ¡Tú vete, Dios!" Los historiadores de la Iglesia a través de los siglos, a menudo han observado irónicamente que la pecaminosidad de los líderes dentro de la Iglesia es la prueba de que Dios es la Cabeza de la Iglesia, porque de lo contrario no hay forma de que ella pudiera haber sobrevivido dos mil años sin colapsar.
Sin embargo, en la respuesta del salmo de hoy, el Señor cambia el enfoque del plural al singular. El Dios Divino ahora mira "su" corazón en lugar de "sus" corazones. Él nos llama a usted y a mí a mirar primero la viga en nuestro propio ojo, y eliminarla mediante el arrepentimiento. Solo entonces podemos ayudar a otros a quitarse la paja de su ojo (Mt 7:4-5). Dios nos implora: "Ojalá hoy escuchen la voz del Señor: 'No endurezcan su corazón…'" (Sal 95:7-8). Todos "…debemos estar dispuestos a escuchar y ser lentos para hablar y para enojarnos. La ira del hombre nunca realiza la justicia de Dios" (Stg 1:19-20). En cambio, confíe en el Señor y en Su poder para renovar a Su pueblo.
Oración: Padre, reemplaza cualquier enojo en mi corazón con una sed profunda por escuchar Tu Palabra.
Promesa: "Pero si Yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes" (Lc 11:20).
Alabanza: Bill estaba desanimado por los resultados de una elección. Su hermano oró con él por teléfono y le dió testimonio acerca de los dones del Espíritu Santo. Entonces Bill comenzó a orar en lenguas por primera vez, allí mismo por teléfono.
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 16 de julio de 2018
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