ganando tiempo
"Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol" (Eclesiastés 3:1).
En el Antiguo Testamento, Dios designó un tiempo para todo, y teníamos poca influencia sobre eso. Habían excepciones a la regla, tal como Ezequías a quien Dios le permitió vivir 15 años más (Is 38:5, 8) y Josué, quien detuvo al sol por un día (Jos 10:12-13). Generalmente la cadencia de los eventos era dada y no podíamos hacer mucho al respecto.
En el Nuevo Testamento, el Señor nos ha dado una autoridad mucho más grande. Él ha retrasado Su Segunda Venida por casi dos mil años para maximizar nuestras oportunidades de arrepentimiento. Podemos acelerar el tiempo de Su venida arrepintiéndonos y guiando a otros hacer lo mismo (2 Pe 3:12). El Señor nos ha dicho que oremos para que algunas tragedias sean evadidas, retrasadas, o por lo menos que no ocurran en el peor momento (ver Mc 13:18). Por nuestra causa, el Señor ha acortado el tiempo de la tribulación final (Mc 13:20). Los cristianos a veces podemos mover las manecillas del reloj del tiempo.
Oración: Señor, permíteme acelerar el tiempo de Tu venida final.
Promesa: "Pero ustedes, les preguntó, '¿quién dicen que soy yo?'. Pedro, tomando la palabra, respondió: 'Tú eres el Mesías de Dios'" (Lc 9:20).
Alabanza: Los Compañeros de San Lorenzo en su martirio, incluyeron nueve sacerdotes, tres laicos, dos religiosos y dos vírgenes, quienes predicaron en las Filipinas, Japón y Taiwán.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 19 de enero de 2018
El Nihil Obstat establece que no existe impedimento para la publicación de un libro o folleto. No implica acuerdo con contenido, opiniones o afirmaciones expresadas en el mismo.