golpeando la arcilla
"Como la arcilla en la mano del alfarero, así están ustedes en mi mano" (Jeremías 18:6).
Dios el Padre es el Alfarero y nosotros somos el barro. Muchas personas lo consideran una imagen hermosa, incluso consoladora. Esto puede ser cierto, pero esta percepción puede indicar una comprensión incompleta de esta imagen bíblica. Cuando Isaías compara la imagen de Dios con el Alfarero, añade: "No te irrites, Señor, hasta el exceso, no te acuerdes para siempre de las culpas" (ver Is 64:8). Cuando Jeremías usa la misma imagen, añade las siguientes palabras de Dios: "A veces yo hablo, con respecto a una nación o a un reino, de arrancar, derribar y perder" (Jer 18:7). Dios, el Padre Alfarero, parece ser muy recio e incluso violento Alfarero, golpeando la arcilla.
Dios no nos golpea, presiona, aprieta, tira y corta la arcilla no porque Él es áspero, sino porque somos ásperos. Debido a nuestros pecados, necesitamos mucho trabajo. Además, Dios golpea la arcilla porque Su producción de alfarería es una cuestión de vida y muerte eterna. Por ejemplo, es un acto de amor empujar violentamente a alguien fuera del camino debido a que un automóvil se aproxima. Así también es un gran acto de amor para el Alfarero hacer modificaciones extremas a la arcilla, si es necesario para la salvación. Es algo terrible caer en las manos del Padre Alfarero (ver Heb 10:31).
Oración: Padre Alfarero, haz conmigo lo que debes hacer de modo que por medio de mí hagas lo que quieras.
Promesa: "Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve. Así sucederá al fin del mundo" (Mt 13:48-49).
Alabanza: San Eusebio fue perseguido defendiendo la divinidad de Jesús. Mientras estaba en el exilio, escribió: "Sed fervientes en oración... para que el Señor conceda libertad a Su Iglesia que está sufriendo en todo el mundo".
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 19 de enero de 2018
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