"maría, signo de esperanza cierta" (<i>lumen gentium</i>, 68)
"Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes" (Lucas 1:52).
El 6 y 9 de agosto son aniversarios de los bombardeos atómicos a la gente de Hiroshima y Nagasaki. El 9 de agosto es la fiesta de santa Edith Stein (santa Teresa Benedicta de la Cruz), quien fue martirizada en un campo de concentración. Ayer celebramos la fiesta de san Maximiliano Kolbe, al que casi lo hicieron morir de hambre en un campo de concentración y al que eventualmente lo martirizaron por inyección letal. Los recuerdos de estas fechas han sido desalentadores. Incluso, podrían ser deprimentes cuando admitimos que el espíritu de violencia, injusticia y degradación humana continúa haciéndose presente en el mundo de hoy.
Cuando el Papa Pío XII consideró las atrocidades de la primera mitad del siglo XX, sabía que "donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia" (Rom 5:20). Él sabía que había esperanza porque Jesús el Señor nos ha salvado de nuestros pecados y ha vencido a la muerte con la suya (1 Co 15:54).
El Papa, consultando a los obispos del mundo, decidió dar voz a la esperanza que tenemos en Cristo resucitado proclamando oficialmente que María fue llevada en cuerpo y alma al cielo. El 1 de noviembre de 1950, el Papa Pío XII reconoció con autoridad la Asunción de María, que había sido predicada y enseñada durante muchos siglos. Porque María ya comparte la victoria de Cristo sobre la muerte, ella es un signo de esperanza para nosotros que luchamos para tener esperanza en esta cultura de la muerte. Celebremos gozosos este día especial de esperanza.
Oración: Padre, prepárame para tener una razón por mi esperanza (1 Pe 3:15).
Promesa: "La muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por medio de un hombre viene la resurrección… así como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo" (1 Co 15:21-22).
Alabanza: Alaba a Jesús resucitado, hijo de Dios e hijo de María.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 19 de enero de 2018
El Nihil Obstat establece que no existe impedimento para la publicación de un libro o folleto. No implica acuerdo con contenido, opiniones o afirmaciones expresadas en el mismo.