No sorprendió a nadie, excepto a Pedro, cuando Pedro negó a Cristo tres veces poco antes de que crucificaron a Jesús. Pedro ya había indicado la superficialidad de su relación con el Señor cuando él:

• no reconoció las implicaciones de su profesión de fe en Jesús, el Mesías y el "Hijo de Dios vivo" (ver Mt 16:16 y Mt 17:4, 24ss),
• negó que Jesús tuviera que sufrir (Mt 16:22),
• no juzgó "según los pensamientos de Dios sino por los del hombre" (Mt 16:23), y
• carecía de la fe para liberar a un niño de la posesión demoníaca (Mt 17:16ss).

Cuando la apostasía masiva ocurre en el fin del mundo (2 Tes 2:3), si sufrimos tentaciones severas antes de nuestras muertes, o si nos enfrentamos al martirio, ¿aceptaremos la gracia de Dios y nos levantaremos a la ocasión?, o ¿pecaremos, haciendo compromisos y siendo manipulados para negar a Cristo? En este momento, estamos mostrando signos de fidelidad o infidelidad. Probablemente no nos sorprenderá lo que haremos cuando se nos pone bajo presión. ¿Qué dice de ti la profundidad de tu fe hoy día con respeto a la firmeza de tu compromiso con Jesús en el futuro?

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 19 de enero de 2018

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