árboles
"Y todos los árboles del campo sabrán que yo, el Señor, humillo al árbol elevado y exalto al árbol humillado, hago secar el árbol verde y reverdecer al árbol seco" (Ezequiel 17:24).
La Biblia comienza con el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal (Gn 2:9). Termina con los árboles de la vida a orillas del río de las aguas que dan vida en el cielo (Ap 22:1-2). Ezequiel describió el reino Mesiánico como un majestuoso árbol de cedro en una alta montaña (Ez 17:22-23). En contraste, Jesús describió Su reino de una manera mucho menos impresionante, como si fuera un árbol de mostaza o arbusto (Mc 4:32). Finalmente, la Iglesia primitiva se refirió a la cruz de Jesús como un árbol (ver Hch 13:29).
La cruz es el supremo árbol de la vida que une el Génesis a la Revelación, el principio al fin, la tierra al cielo y la humanidad a Dios. El árbol de la cruz es el cumplimiento de las profecías Mesiánicas. Es el medio de establecer el reino de Dios en la tierra como en el cielo. Es el camino para entrar en el reino de los cielos.
Había árboles en el paraíso. Hay árboles en el cielo. El Espíritu llamó a la Iglesia primitiva a ver la cruz como un árbol. La poetisa Joyce Kilmer tenía razón cuando dijo que nunca vería nada tan maravilloso como un árbol.
Oración: Padre, que la vista de un árbol me haga pensar con gratitud sobre la cruz de Tu Hijo.
Promesa: "Porque nosotros caminamos en la fe y todavía no vemos claramente" (2 Co 5:7).
Alabanza: Alabado sea Jesús, nuestra vida, amor, y resucitado Señor Dios. Tu eres "el autor de la vida" (Hch 3:15). ¡Nos regocijamos en Ti!
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 28 de diciembre de 2017.
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