la única vida que es digna de morir
"Te doy gracias, Señor, de todo corazón" (Salmos 138:1).
La "novedad radical" de la vida cristiana (ver Los fieles laicos a Cristo, (Chrisfideles laici) del Papa san Juan Pablo II, 10) a veces está bajo nuestros pecados y tibieza (ver Ap 3:16). En nuestra negativa a abandonarnos totalmente al Señor, hacemos del cristianismo un club social, un juego, una organización o un asunto privado. Sin embargo, la vida en Cristo no es meramente una opción como un posible modo de vida. Es el único Camino que es verdadero, vivificante, amoroso, liberador y victorioso sobre la muerte. Ser cristiano es la aventura más radical y emocionante que un ser humano puede decidir emprender.
Nuestra vida en Cristo es la única vida digna para morir. Nuestro privilegio, en y para Cristo, es ser atacados, despojados, golpeados, azotados, encarcelados y martirizados (ver Hch 16:22ss). En la vida cristiana, la tierra se estremece, las cárceles tiemblan, las puertas se abren y las cadenas se rompen (Hch 16:26ss). La vida sin Cristo es tan aburrida que solo aquellos que están cegados por el pecado y muertos en pecado pueden soportarla.
¿Qué estás esperando? Elige la vida (ver Dt 30:19), el entusiasmo y el amor. "Cree en el Señor Jesús y te salvarás, tú y toda tu familia" (Hch 16:31).
Oración: Padre, dame la vida por la que vale la pena morir.
Promesa: "Les digo la verdad: les conviene que Yo me vaya. Porque si no Me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes, pero si Me voy, se lo enviaré" (Jn 16:7).
Alabanza: Ana lee en actitud de oración las Escrituras cuando sufre una noche de insomnio.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 11 de octubre de 2017.
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