Pablo insiste en que los Tesalonicenses avancen aún más en pureza sexual (1 Tes 4:1). Debían vivir "en santidad y respeto, sin dejarse llevar de la pasión desenfrenada, como hacen los paganos que no conocen a Dios" (1 Tes 4:4-5). "Porque el Señor hará justicia por todas estas cosas" (1 Tes 4:6). "Dios, en efecto, no nos llamó a la impureza, sino a la santidad" (1 Tes 4:7).

¿Habremos los cristianos adulterado las normas de Cristo para la pureza sexual? Jesús dice: "El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón" (Mt 5:28). El Señor manda: "En cuanto al pecado carnal y cualquier clase de impureza o avaricia, ni siquiera se los mencione entre ustedes, como conviene a los santos. Lo mismo digo acerca de las obscenidades, de las malas conversaciones y de las bromas groseras: todo esto está fuera de lugar" (Ef 5:3-4).

En un mundo que habla de "sexo seguro", que considera el sexo como recreación y piensa que el adulterio y la fornicación en la pantalla es entretenimiento, Jesús es un "signo de contradicción" (Lc 2:34). Él hará justicia por el pecado sexual, que considera un rechazo no de leyes hechas por el hombre, sino por Él (1 Tes 4:8). Sé puro como Jesús (1 Jn 3:3).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 15 de mayo de 2017.

El Nihil Obstat establece que no existe impedimento para la publicación de un libro o folleto. No implica acuerdo con contenido, opiniones o afirmaciones expresadas en el mismo.