solo estoy muriendo para servir a jesús
"Siempre y a todas partes, llevamos en nuestro cuerpo los sufrimientos de la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo" (2 Corintios 4:10).
Cada día, nosotros, los seres humanos estamos más cerca de la muerte. "La muerte hace su obra en nosotros" (2 Co 4:12). Algunos estarían irónicamente de acuerdo de que nuestras iglesias están llenas de muertos. Jesús mismo dijo a la Iglesia de Sardes: "estás muerta" (Ap 3:1)
En cierto sentido, nuestras iglesias deberían de llenarse con gente muerta. Nosotros los cristianos somos llamados a morir a nosotros mismos (Lc 9:23; Jn 12:24), para dar muerte diariamente a nuestra naturaleza pecaminosa, renunciar a nosotros mismos, a nuestros deseos, y a nuestras posesiones para llegar a ser discípulos de Jesús (Lc 14:33). Nos vaciamos (Fil 2:7) y contamos todo como pérdida (Fil 3:8). Somos, en ese punto, un cuerpo muerto. En este estado de vacío, recibimos a Jesús, que es la Vida (Jn 14:6), y su vida es revelada a nosotros (2 Co 4:10) de tal manera que es evidente para todos que todo lo que hacemos es obra de Dios y no la nuestra (2 Co 4:7).
Esta es la esencia del misterio Pascual. Jesús, poco antes de morir, partió pan y dijo, "Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes" (Lc 22:19). A la vez, nosotros lo recibimos en la Eucaristía y le decimos, "Jesús, este es mi cuerpo, que será entregado a Ti". Ofrecemos nuestros cuerpos a Él como sacrificios vivos (Rom 12:1). Hemos muerto tan completamente a nosotros mismos que nada en nosotros puede bloquear el flujo de su vida en nosotros.
Muere a ti mismo diariamente, carga tu cruz, recibe al Jesús eucarístico y "que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios, reflejada en el rostro de Cristo" (2 Co 4:6).
Oración: Padre, "para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia" (Fil 1:21). Te ofrezco todos los momentos de mi vida. Lleva a muchos a Ti Mismo por medio de mis sacrificios.
Promesa: "Todo esto es por ustedes" (2 Co 4:15).
Alabanza: Marta cuenta su vida comenzando con su Bautismo.
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de marzo de 2017.
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