"el mensaje de paz" (lucas 19:42)
"Muéstrame, Señor, tus caminos, enséñame tus senderos" (Salmos 25:4).
Dios primero enseñó Sus caminos a su pueblo, dándoles Sus Diez Mandamientos (Ex 20:1ss). Su pueblo perdió su camino, así que Dios "volvía hacer otra" (Jer 18:4). Les envió profetas para que les enseñará Sus caminos, y se comprometió a poner Sus leyes dentro de ellos, y a escribirla en sus corazones (Jer 31:33). El pueblo de Dios luchó para entender Sus caminos (Is 55:8).
El siguiente paso de Dios fue enviar a Jesús como Maestro para enseñarnos Sus caminos y senderos (Jn 3:16). Jesús nos enseñó que el camino de Dios es perdonar repetidamente de corazón (Mt 18:35). Luego, Jesús personalmente nos dio a conocer los caminos de Dios. Se echó al hombro Su cruz y subió por el camino del Calvario. Haciendo esto, Jesús nos enseñó el sendero de Dios, el sendero del perdón, y el camino de Dios, el camino de la cruz. Como todos los buenos maestros, Jesús resumió Su lección sobre el camino del perdón de Dios cuando colgaba de Su cruz, diciendo: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lc 23:34). Jesús perdonó a aquellos que le estaban haciendo daño mucho más de setenta veces siete (Mt 18:22). Él perdona a todos los pecadores todo el tiempo.
La lección "se ha cumplido" (Jn 19:30). Ahora es el momento del examen final. El Señor nos está probando en el calor del desierto Cuaresmal para definir si somos sinceros en seguir Sus senderos y Sus caminos (ver Dt 8:2,13:4). Como parte del examen del perdón, el Señor te envía personas lo suficientemente cercanas en tu vida como para ser capaces de hacerte daño más de siete veces, tal como un miembro de familia, socio, pariente o jefe (Mt 18:21). ¿Los perdonarás repetidamente de corazón? Sigue el sendero estrecho y pasa el examen del perdón.
Oración: Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido (Mt 6:12).
Promesa: "El Señor es bondadoso y recto: por eso muestra el camino a los extraviados" (Sal 25:8).
Alabanza: A pesar de ser menospreciado en el trabajo, Eduardo trató a su jefe con respeto y amabilidad.
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 30 de noviembre de 2016.
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