hermano pródigo
"Él se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara" (Lucas 15:28).
Siempre escuchamos sobre el hijo pródigo, pero su hermano mayor fue al menos igual de pródigo. El hermano mayor parecía bueno, pero estaba tan apartado de su padre como el hermano más joven. El hermano menor no se sentía digno de ser llamado hijo de su padre (Lc 15:18). Sin embargo, el hermano mayor se refirió a la vida con su padre como de esclavitud (Lc 15:29). No sabía que todo lo que tenía su padre era también de él (Lc 15:31). El hijo mayor estaba resentido porque su padre nunca le había dado "un cabrito" (Lc 15:29).
Hoy en día muchos cristianos son como el hijo mayor. Parecemos como si nunca desobedeciéramos una de las órdenes de Dios Padre (Lc 15:29). Participamos en la iglesia, somos buenos ciudadanos y buenos trabajadores. Nuestros vicios son socialmente aceptables. Parecemos buenos, pero no tenemos una buena relación con nuestro Padre celestial. No estamos sirviendo a Dios con alegría, sino a regañadientes trabajando como esclavos para Él por miedo, hábito o presiones sociales. Nuestro Padre está afuera y nos está rogando que aceptemos una relación personal con Él. Diga "Sí" en esta Cuaresma.
Oración: Padre, que pueda hacerle saber al mundo que soy feliz de ser Tu hijo.
Promesa: "Él no mantiene su ira para siempre, porque ama la fidelidad. Él volverá a compadecerse de nosotros y pisoteará nuestras faltas" (Mi 7:18-19).
Alabanza: San Cirilo, aunque exiliado más de una vez, fielmente pastoreó su rebaño. Sus enseñanzas a los nuevos convertidos, escritas en el siglo IV, sobreviven hoy y han llevado a la Iglesia a proclamar a Cirilo como Doctor de la Iglesia.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 30 de noviembre de 2016.
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