La Navidad no es una sencilla memoria o símbolo. Es la verdadera llegada de Cristo Jesús. Sabemos que Jesús ya vino y está presente en todas partes, pero también creemos que Él llegará otra vez a estar con nosotros esta Navidad.

¿Cómo sabremos cuándo llega? ¿Lo veremos? Muchas personas han tenido visiones de Jesús (ver Hch 9:3ss; 18:9; Ap 1:10ss), pero esto no siempre les ayuda a amar a Cristo. La Navidad, como la vida, no es una cuestión de ver sino de creer. "Porque ustedes lo aman sin haberlo visto, y creyendo en Él sin verlo todavía, se alegran con un gozo indecible y lleno de gloria, seguros de alcanzar el término de esa fe, que es la salvación" (1 Pe 1:8-9). La inefable alegría de la Navidad viene de conocer a Jesús, nuestro Salvador, por medio de la fe.

La verdadera Navidad es una cuestión de fe. Por la fe, podemos recibir y dar los siguientes regalos de Navidad:

• destruirá la muerte para siempre (Is 25:8),
• el Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros (Is 25:8),
• borrará sobre toda la tierra el oprobio de su pueblo (Is 25:8),
• la salvación (Is 25:9),
• "los mudos hablaban" (Mt 15:31),
• "los inválidos quedaban curados" (Mt 15:31),
• "los paralíticos caminaban " (Mt 15:31),
• "los ciegos recobraban la vista" (Mt 15:31), y
• la multiplicación de nuestros limitados recursos (Mt 15:36ss).

Jesús dijo repetidas veces: "tu fe te ha salvado" (ver Lc 17:19). También se puede decir: "tu fe te ha dado la Navidad".

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 25 de julio de 2017.

El Nihil Obstat establece que no existe impedimento para la publicación de un libro o folleto. No implica acuerdo con contenido, opiniones o afirmaciones expresadas en el mismo.