su actitud
"Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús" (Filipenses 2:5).
No solamente podemos tener el corazón y la mentalidad de Cristo (1 Co 2:16) sino también su actitud. La actitud de Cristo era de servidor (Fil 2:7) y de humillarse "hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz" (Fil 2:8) La actitud del Señor es "paciente y humilde" (Mt 11:29). Él vino a servir, no a ser servido (Mt 20:28). Él nos dice que tomemos el último lugar (Lc 14:10). El Señor "guía a los humildes para que obren rectamente y enseña su camino a los pobres" (Sal 25:9). Él nos enseña a "estimar a los otros como superiores" a nosotros mismos y a "buscar no solamente [nuestro] propio interés, sino también el de los demás" (Fil 2:3, 4).
La actitud del Señor se expresa gráficamente en el pesebre en Belén, en la cruz del Calvario y al ofrecerse a Sí Mismo por nosotros como pan y vino. La actitud de Jesús es humilde, obediente, altruista, crucificado, glorificado, asombroso y misterioso. Sorprendentemente, el Señor nos ordena y nos da la gracia de tener en nosotros la misma actitud que Él (Fil 2:5). ¡Consigue Su actitud!
Oración: Padre, envía al Espíritu Santo para que me dé la actitud de Jesús.
Promesa: "Y cuando el malvado se aparta del mal que ha cometido, para practicar el derecho y la justicia, él mismo preserva su vida. Él ha abierto los ojos y se ha convertido de todas las ofensas que había cometido: por eso, seguramente vivirá y no morirá" (Ez 18:27-28).
Alabanza: Alabado seas, Jesús resucitado, "paciente y humilde de corazón" (Mt 11:29). Que seas glorificado en el mundo por medio de nuestras vidas.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 10 de mayo de 2017.
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