Jesús vino por pecadores, para que todos tengan la oportunidad de creer en Él, de ser salvados, y tener una vida plena, ahora y por la eternidad. El Papa Francisco ha dicho que la Eucaristía no es un premio para el perfecto, sino una medicina para los pecadores.

"Porque no tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario Él fue sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado" (Heb 4:15). "Y por haber experimentado personalmente la prueba y el sufrimiento, Él puede ayudar a aquellos que están sometidos a la prueba" (Heb 2:18). Jesús reveló que Dios quiere misericordia no sacrificio, aunque bueno sea el sacrificio. (Mt 9:13).

Adicionalmente, para ayudarnos a abstenernos del pecado, Dios nos dio Su Palabra. Podemos guardar Su Palabra en nuestro corazón, para apartarnos del pecado (Sal 119:11). Dios también nos dio la Iglesia, que es un hospital para pecadores. El Sacramento de la Confesión, es la cirugía a corazón abierto de Dios para remover nuestros pecados, traernos la cura, y agraciarnos para evitar el pecado. Jesús nos promete que Él perdona nuestros pecados y nunca más se acuerda de ellos (ver Sal 103:11-12; Jer 31:34).

¡Que maravilloso regalo tenemos en la Iglesia! ¡Que increíblemente bendecidos somos! Algunos pagan miles de dólares para ser tratados de sus enfermedades en el hospital. Dios estableció este hospital de la Iglesia sin costo alguno (ver Is 55:1). Arrepiéntete de estar alejado de la Iglesia. Ven a la Iglesia. Arrepiéntete y sé sanado.