la batalla de las bienaventuranzas
"Entonces Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo: '¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!'" (Lucas 6:20).
Porque "las Bienaventuranzas están en el centro de la predicación de Jesús" (Catecismo, (CIC) 1716), son muy importantes y, por tanto, son extremadamente opuestas al mal. Debido a que las Bienaventuranzas "son promesas paradójicas" (CIC, 1717), porque "nos colocan ante opciones decisivas con respecto a los bienes terrenos" (CIC, 1728), por naturaleza, nos resistimos a vivir las Bienaventuranzas. Debido a que el mundo, la carne y el diablo odian las Bienaventuranzas, estos ponen una presión extrema en nosotros para impedirnos vivir las Bienaventuranzas.
Lucas previó esta batalla que rodea a las Bienaventuranzas. Así que él nos ayuda a obedecer las Bienaventuranzas por medio de:
- centrarnos en cuatro de ellas. Obedeciendo estas Bienaventuranzas, también haremos las otras, indicadas en el Evangelio de Mateo.
- abordando nosotros directamente las Bienaventuranzas de Mateo que están dirigidas a "ellos"; las de Lucas están dirigidas a "ti" (ver Mt 5:3ss con Lc 6:20ss).
- omitiendo los matices de las Bienaventuranzas de Mateo, porque tenemos la tentación de convertir matices en lagunas.
- indicando que, si no practicamos las Bienaventuranzas, seremos maldecidos (ver Lc 6:24-26).
Lucas nos desafía a vivir las Bienaventuranzas. Que aceptemos la gracia de Dios de Dios para cumplir el reto.
Oración: Padre, por tu gracia voy a vivir las Bienaventuranzas, incluso si tengo que morir.
Promesa: "Porque la apariencia de este mundo es pasajera" (1 Co 7:31).
Alabanza: Cintia experimentó una nueva efusión de la gracia de Dios cuando optó por utilizar sus palabras para animar a otros en lugar de los chismes acerca de otros.