la vida nueva y el ayuno
"Entonces tendrán que ayunar" (Lucas 5:35).
Cuando somos bautizados en la vida nueva de Jesús y decidimos vivir nuestros bautismos, "lo antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se ha hecho presente" (2 Co 5:17). Por ejemplo, el ayuno se convierte en algo tan novedoso que el Señor lo utiliza para ahuyentar a los demonios más atrincherados (Mt 17:21), para iniciar misiones (Hch 13:2-3) y para establecer líderes para Su Iglesia (Hch 14:23). En el Nuevo Testamento, el ayuno se menciona frecuentemente (ver 2 Co 11:27; 6:5) y es muy prolongado, imitando el ayuno de cuarenta días de Jesús (ver Mt 4:2). Si consideramos la novedad, la intensidad y la volatilidad del ayuno en el Nuevo Testamento, seríamos unos insensatos si ayunamos en el nombre de Jesús si no hemos aceptado el odre nuevo de la vida nueva en Cristo.
Entonces, arrepintámonos de cualquier infidelidad a nuestras promesas bautismales y renovemos esas promesas. Vivamos la "novedad radical" de nuestros bautismos (Exhortación Apostólica Los fieles laicos, Papa san Juan Pablo II, 10). Ayunemos de acuerdo al Espíritu y seamos parte de la renovación de la faz de la tierra (Sal 104:30).
Oración: Padre, enséñame a ayunar así como la antigua Iglesia lo hacía.
Promesa: "Él sacará a la luz lo que está oculto en las tinieblas y manifestará las intenciones secretas de los corazones. Entonces, cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda" (1 Co 4:5).
Alabanza: Linda experimentó una fuerza especial durante su oración en los días que ayunó.