¿adicto así mismo?
"El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará" (Mateo 10:39).
Para ser discípulos de Jesús, debemos amar a Jesús más que lo que amamos a nuestros padres, madres, hijos, hijas (Mt 10:37). Para algunos esto parece difícil, pero muchas personas se sienten tan molestas con sus miembros de familia que no les sería nada difícil amarlas menos.
Sin embargo, para ser discípulos de Jesús, tenemos que hacer algo más que es casi impensable. Debemos negarnos a nosotros mismos (Lc 9:23), anularnos (Lc 9:24), llevar a nosotros mismos "a la nada" por Jesús (Mt 10:39). Todos estamos naturalmente adictos así mismos. Parece imposible que dejemos nuestro narcisismo crónico. Sin embargo, nada es imposible para Dios (Lc 1:37).
Solo el amor puede romper el hechizo del yo. El Señor demostró su amor por nosotros al morir en la cruz (Rom 5:8). El amor de Cristo crucificado es la única llave que puede abrir nuestras prisiones del egoísmo. Fije sus ojos en Jesús (Heb 12:2) crucificado (ver 1 Co 2:2). Entrégate totalmente a Él. Entonces luego dí: "Yo estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí" (Gal 2:19-20).
Oración: Padre, que pueda amarme a mí mismo (Lc 10:27) y odiar mi adicción al ego.
Promesa: "¡Lávense, purifíquense, aparten de mi vista la maldad de sus acciones! ¡Cesen de hacer el mal, aprendan a hacer el bien!" (Is 1:16-17).
Alabanza: San Benito se convirtió en un ermitaño cuando vio la corrupción en la ciudad y encontró a Dios.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 18 de febrero de 2016.
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