más tarde, gran pentecostés
"En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo" (Lucas 1:39-41).
Hace dos semanas, el Señor te dio el Espíritu Santo en un nuevo Pen-tecostés. ¿Has recibido el don del Espíritu? Si es así, tú estás actuando como lo hizo María. Probablemente tú estás visitando a la gente para compartir con ellos a Jesús en ti. Al hacer esto, ellos también están lle-nos del Espíritu.
El Pentecostés es contagioso. Es catalítico. Un Pentecostés te lleva a otro. En la mañana del primer Pentecostés cristiano, 120 personas recibieron el Espíritu Santo y por la tarde, 3000 ya habían recibido el Espíritu (Hch 1:15; 2:41). Pentecostés es un movimiento con impulso. Así es como el Espíritu renueva la superficie de la tierra (Sal 104:30).
Si tú estás fuera de la habitación de arriba, moviéndote en el Espíritu, y visitando, no te detengas. Sé testigo de Jesús desde donde estás y, eventualmente, hasta los confines de la tierra (Hch 1:8).
Si tú todavía estás en la habitación de arriba, pídele a María que te visite, para que puedas entrar en los Hechos de los Apóstoles. Considera este día de fiesta una visita y una oportunidad y más tarde, gran Pentecostés. ¡Ven, Espíritu Santo, una y otra vez!
Oración: "Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador" (Lc 1:46-47).
Promesa: "Con solicitud incansable y fervor de espíritu, sirvan al Señor" (Rom 12:11).
Alabanza: El "Magníficat" de María se ha rezado en la liturgia diaria desde antes del año 502.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 21 de enero de 2016.
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