anunciando el evangelio
"Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán" (Marcos 16:17-18).
Al decir 'estos prodigios', Jesús quiere decir que las señales y maravillas que Él mencionó en el versículo anterior, son solamente algunas de los señales en las que Él trabajará para acompañarnos en nuestra proclamación del evangelio. Hay muchas otras maneras en las que Jesús apoya a los que divulgan Su palabra.
Cuando Jesús apoya nuestra evangelización, lo llamamos una "confirmación" de la palabra que nosotros hemos compartido. "El Señor (continúa) su asistencia" con nosotros como testigos de Él "y confirma su palabra con los milagros" que Él escoge (Mc 16:20). Una agente de ventas estaría encantada si el presidente de su compañía confirmara sus presentaciones de venta a sus clientes. Nosotros que somos testigos por Jesús tenemos un servicio de confirmaciones de anuncios aún más grande. ¡Piénsalo! "El Dios de toda gracia… los restablecerá y confirmará" a nosotros cuando servimos de testigos para Él (1 Pe 5:10).
El Señor es el mismo hoy como ayer (Heb 13:8). Como Él ha respaldado la predicación de san Marcos, también confirmará nuestra evangelización y predicación en los corazones de los que nos escuchan. Si las señales y las confirmaciones del evangelio no son comunes hoy en día, una posible razón puede ser que no estamos propagando el evangelio como el Señor quiere. Él nos apoyará. Entonces, "vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación" (Mc 16:15).
Oración: Padre, vierte Tu amor en mi corazón (Rom 5:5) para que yo encuentre delicia al hablar de Ti (ver Hch 4:20).
Promesa: "Descarguen en Él todas sus inquietudes, ya que Él se ocupa de ustedes" (1 Pe 5:7).
Alabanza: San Marcos es llamado "hijo" por San Pedro, y la casa de su madre es adonde Pedro se dirigió cuando fue liberado de la prisión.
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial.)
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 21 de enero de 2016.
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