la verdad es innegociable
"Elegí el camino de la verdad" (Salmos 119:30).
Jesús, la Verdad misma (Jn 14:6), defendía la verdad. Él pagó este posicionamiento en favor de la verdad con su vida, mientras que sus adversarios utilizaban el engaño, la mentira y la intimidación de testigos para condenarle a muerte. San Esteban defendía la verdad. También pagó este posicionamiento con su vida, mientras que sus adversarios se servían del engaño, la mentira y la intimidación de testigos para condenarle a la muerte.
La Iglesia católica defiende la verdad, sin tener en cuenta si la verdad es "lo políticamente correcto". La Iglesia proclama verdades tales como que Jesús está realmente presente en el Santísimo Sacramento, que el matrimonio sólo existe entre un hombre y una mujer, que los actos homosexuales son siempre pecaminosos, que el aborto es asesinato, que la contracepción es pecaminosa y contraria al plan de Dios aunque ya hoy día la mayoría de las denominaciones cristianas niegan esta verdad, que hay que defender a los pobres, los cuales tienen una dignidad especial, y muchas otras verdades poco populares.
En esta cultura de muerte, como ha sucedido siempre a lo largo de la historia humana, los que se dedican a una causa contraria a la verdad del Evangelio generalmente rechazan arrepentirse y someterse humildemente a la verdad. Estos adversarios de la verdad, por contra, cambian el lenguaje para llamar "bien al mal y mal al bien" (Is 5:20). Esta gente utiliza tácticas de intimidación para amedrentar a las personas y sustituyan "la verdad de Dios por la mentira" (Rom 1:25).
Por lo tanto ustedes, gente de Dios, imiten a Jesús y a san Esteban. "Lucha hasta la muerte por la verdad, y el Señor Dios luchará por ti" (Eclo 4:28). La verdad no se puede negociar. Di la verdad en el amor (véase Ef 4:15). "La verdad los hará libres" (Jn 8:32).
Oración: Padre, "no tenemos ningún poder contra la verdad, sino a favor de ella" (2 Co 13:8). Dale a tu Iglesia y a sus miembros tu propia fortaleza.
Promesa: "La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que Él ha enviado" (Jn 6:29).
Alabanza: San Estanislao advirtió al rey del peligro que corría su alma y por eso le martirizaron.
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 21 de enero de 2016.
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